Con devoción y dolor, los pobladores del distrito de Chupuro, ubicado a 14 kilómetros al sur de Huancayo veneran a su santo patrón, el Señor de La Caña, imagen muy particular de Jesús que lleva una caña de azúcar.
El Señor de la Caña es una imagen milagrosa única en la región central del país. Tal vez por su singular figura y de cómo llego hasta esta localidad, es que los habitantes del distrito chupurino le tienen tanta fe y por ello le brindan una enorme fiesta, la cual dura una semana y tiene como parte central actividades que solo se dan en este distrito.
El día esperado es amenizado por bandas de música, todos están presentes, las familias de los siete barrios del distrito, como: Estrellita, Carmen Pampa, Centro Unión, Chonta Baja, Asociación de Morenos, Chonta Alta, Barrio Puente y los residentes de Lima, animan las colosales rutinas de los “morenos”, personajes que se visten de atuendos especiales y que simulan ser esclavos llegados de “África”, ellos tienen por costumbre lanzarse latigazos en busca del poderío y según comentan para pagar sus culpas, esto es conocido como el “zumbanacuy”, al final de la contienda más de uno sale con el cuerpo lastimado, pero dicen que la fe es más poderosa que el dolor.
Otra gracia de los morenos es protagonizar “el desafío hacia la libertad”, que consiste en trepar un palo liso decorado con licor y frutas, cada moreno intenta subir y llegar hasta la punta, para conseguir la fruta y la bandera peruana, así consiguen el triunfo de la libertad. Para dar más realce a su sarcástico comportamiento, los morenos también demuestran su destreza y disciplina durante el partido de futbol, al cual no falta nadie.
La devoción al Señor de la Caña se matiza con el tradicional desfile, donde los priostes, caporales, mayordomos, morenos y familias chupurinas desfilan por varias horas demostrando su solemnidad a la divina imagen, todo ante la atenta mirada del público en general que se abarrota para un mejor espectáculo. Aquí se muestra gracia y alegría que contagia a los presentes.
En suma se trata de una tradición que es conservada por propios y extraños, donde la fe, devoción y dolor, la música, el baile y la religiosidad son en honor al Santo patrón de Chupuro.
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