Huánuco tierra cálida, tiene para compartir, una deliciosa rosquilla hecha de harina y huevos de gallina de corral, finamente bañados en una miel de azúcar pura, les presentamos a su majestad: el prestiño.
Quien se jacte de ser orgullosamente huanuqueño, sabe que el prestiño es el dulce más tradicional, cuyo origen se remonta a la colonia, al año 1879 cuando se inicia la construcción del Puente Calicanto, diseñado por los italianos Santos Benedetti, Santos Lázaro y Víctor Alvertini, y que fue construido sobre la base de piedra de canto rodado junto con mezcla de cal, arena y claras de huevos, es en ese lapso, que al contar con gran cantidad de yemas se optó por mezclarlas con harina y manteca, dando vida a este encantador postre.
En nuestra búsqueda de la receta que mantenga su originalidad, llegamos hasta los hermanos Castro Morales, orgullosos herederos del secreto mejor guardado de la señora Juana Morales Villodas, quien recibió la receta de su madre Francisca Villodas Doria, es decir, estábamos frente a tres generaciones que han mantenido a través de 45 años la originalidad de su preparación, respetando fielmente la receta que hacen de esta delicada rosquilla, algo sumamente adictivo.
Los hermanos Castro Morales amasan utilizando solo sus manos los ingredientes que darán inicio a la masa secreta, respetando su tiempo de reposo, para luego freírlas y bañarlas, o como ellos nos relatan “nevar”, cada uno de los prestiños. Y es de esta manera que lo seguirán elaborando sus hijos y sus nietos, porque solo el clan familiar puede conocer la receta secreta, y serán ellos los encargados de transmitirlas de padres a hijos, para seguir deleitándonos con este tradicional dulce.
Si usted, amigo lector desea probar un delicioso prestiño puede ubicarlos en el Jirón Crespo Castillo en la primera cuadra, en el número 126, y otra pequeña tienda en la cuadra 2.
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