“Papito de la estrella de nieve”
Las festividades referidas a Cristo Crucificado pintado en la roca son también un motivo para acercarse a las divinidades andinas: los Apus, apachetas y el recibimiento del inti alabado como parte del año nuevo andino.
los pies del nevado Colque Punko en la provincia cusqueña de Ocongate, a 4.800 m s.n.m., miles de hombres y mujeres peregrinos rinden pleitesía al Señor de Qoyllur Riti, devoción que evidencia el sincretismo de la religiosidad andina y cristiana con un equilibrio armónico desde el siglo XVIII.
Cargados de fe, los peregrinos de las naciones de Acomayo, Anta, Canchis, Paucartambo, Paruro Tawantinsuyo y Urubamba inician su caminar cincuenta y ocho días después de la celebración del domingo de la Pascua de Resurrección acompañados de las comparsas de Ccapac Qollas, Wayris, Majeños, Chunchachas, Ccoyachas, y diferentes danzas llegadas de diferentes partes de las comunidades cusqueñas bajo la férrea vigilancia de los Ukumaris (osos humanos) quienes se encargan del orden y las buenas costumbres.
La llegada de los danzantes, carguyoc’s, músicos, feligreses y visitantes, es durante las 24 horas, no se duerme, pues la veneración es imparable, no importa el frío por debajo de -10 grados bajo cero, de no tener una carpa, de llegar cansado o solo llevar una frazada, con llegar al Cristo Crucificado y cantarle de manera rápida por las interminables colas es más que suficiente. La festividad luego se traslada a las cumbres de las montañas donde los Pabluchas desde el día anterior amanecen en los gélidos nevados quienes con los primeros rayos del sol traen consigo una cruz y un poco de nieve como muestra de fe y reverencia a los Apus. Este descenso es acompañado por los cientos de integrantes de cada nación quienes de manera masiva se dirigen al templo del taytacha.
El peregrinaje que es considerado el más grande de Sudamérica, fue declarado como Patrimonio Inmaterial de la humanidad por la Unesco el 2011, sufre también las consecuencias del calentamiento global, pues en pocos años el hielo que cubría las montañas casi es inexistente y en su lugar sólo quedan rocas desnudas.
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