
Descubierta en 1922, la tumba casi intacta de Tutankamón continúa asombrando por su riqueza, estado de conservación y la valiosa información que ha aportado sobre el Antiguo Egipto.
Uno de los descubrimientos más impactantes de la arqueología moderna sigue siendo, más de un siglo después, la tumba del joven faraón Tutankamón. Hallada en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter en el Valle de los Reyes, en Egipto, la cámara funeraria se encontraba prácticamente intacta, una rareza que convirtió el hallazgo en un hito histórico.

En su interior, Carter y su equipo encontraron más de 5,000 objetos, entre ellos joyas, armas, un trono ceremonial y la icónica máscara funeraria de oro macizo. En total, se estima que la tumba contenía más de 110 kilos de oro, lo que actualmente equivaldría a más de 90 millones de dólares. Sin embargo, el valor del hallazgo va mucho más allá de lo económico.
Gracias a las condiciones áridas del desierto, muchos de estos objetos se conservaron en un estado excepcional, ofreciendo una ventana única a las prácticas funerarias, creencias religiosas y el fastuoso estilo de vida de la realeza egipcia del siglo XIV a. C. La máscara mortuoria de Tutankamón, hecha de oro y piedras preciosas, se ha convertido en un símbolo universal de la arqueología y del legado cultural egipcio.
El descubrimiento no solo dio fama mundial a Howard Carter, sino que también abrió una nueva etapa en la egiptología, al permitir el análisis profundo de uno de los pocos enterramientos reales que no había sido saqueado. Desde entonces, la tumba y sus contenidos han sido objeto de investigación continua, ayudando a reconstruir detalles biográficos del faraón, como su matrimonio con su media hermana Anjesenamón y los problemas de salud que sufrió durante su corta vida —incluidas afecciones óseas y malaria— que probablemente contribuyeron a su muerte prematura a los 18 o 19 años.
Más allá de su riqueza material, la tumba de Tutankamón sigue siendo una fuente invaluable de conocimiento sobre el Antiguo Egipto. Su descubrimiento no solo reveló los tesoros de un faraón, sino que permitió humanizar su figura y entender mejor una de las civilizaciones más fascinantes y duraderas de la historia de la humanidad.
Fuente: La República / 22/05/2025
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