Por: Max Rodríguez
Una aleación entre plata y cobre cuidadosamente tratadas conforman el material ideal para crear las piezas más delicadas y hermosas que podamos imaginar. La transformación de la materia prima en joyería recae, en manos de dedicados maestros, que procesan de forma profesional con ayuda de máquinas especiales y con aportes artísticos, estos elementos.
Natural de San Jerónimo, Carlos Yauri Quispe, tuvo un primer acercamiento con la filigrana cerca de los 11 años, cuando vio cómo uno de sus familiares moldeaba unas fibras de metal muy pequeñas y la convertía en aretes.
La curiosidad hizo que el ahora maestro Carlos se acerque con más frecuencia al taller de su tío, pues reconoce que le costó perfeccionar los diferentes procesos en el arte de la filigrana. Alrededor de 3 años de dedicación le dieron una destreza considerable y finalmente a los 18 años decide emprender con su propio taller.
Fue debido a temas económicos que optó por dedicarse a este trabajo, al tener una carga familia de muy joven, tuvo que generar ingresos de la forma que podía. Así fue que se dedicó de lleno a la filigrana. Aunque fue una decisión algo “forzada”, el maestro Carlos no se arrepiente, al contrario, se siente satisfecho de haber entrado en este arte, se siente feliz. Tanto así que ni siquiera a notado el paso del tiempo. “han pasado 40 años, que tan fácil se han ido”, menciona.
En la actualidad lleva 42 años en el rubro, tiempo en el que ha dejado toda su destreza, sus sentimientos, tanto buenos como malos, plasmados en sus obras. “En los años que han pasado he tenido buenas cosas y también tropiezos, de esta forma sigo adelante, hasta donde pueda llegar”.
Como exponente de este arte, el señor Carlos se dio cuenta que empezó a decaer el número de maestros a tiempo completo, que se dedicasen verdaderamente a elaborar las piezas. Pero su preocupación se alivió al decidir, junto a su esposa, que aceptarían aprendices para dejar un legado de conocimientos en otras personas.
Es así, como Arte Andino creció en su número de colaboradores. Tres señoritas mostraron interés por aprender el arte de Carlos Yauri y les abrieron las puertas del taller. “Para mí es una satisfacción, porque pensar que uno ha entrado a este arte y ha dejado todo y ahora, incentivar o apoyar a la juventud, yo me siento feliz, porque esto va a seguir, de repente se va a multiplicar”. Comenta el maestro Carlos con tranquilidad.
Con ganas de dejar un taller mejor equipado y construido, Carlos comparte su visión a futuro, “mi perspectiva más adelante será construir en este terreno, un lugar apropiado para acoger a los turistas que nos visitan tanto nacionales como extranjeros y seguir impartiendo la enseñanza. No quisiera que muera esto”.
Usando unas gafas que delatan el desgaste de sus ojos, el maestro Carlos Yuri se despide agradeciendo a sus clientes, pues lo recomiendan constantemente por la calidad, la honestidad y garantía en sus trabajos a lo largo de los años.
DATOS:
En numerosas ocasiones, el maestro Carlos ha sido galardonado con reconocimientos regionales y nacionales, sintiendo que su aporte al arte no ha pasado desapercibido.
Arte Andino es la empresa bajo la cual Carlos Yauri comercia sus productos, logrando llevar sus trabajos a otros países como Costa Rica, Alemania, Holanda e Italia; gracias al apoyo de su hijo Giovanni Yauri.
Dirección: Carretera Central 2310, San Jerónimo de Tunán – Huancayo
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