
La adaptación de Netflix revive el alma trágica y humana del clásico, priorizando la ética y la emoción sobre el terror.
La versión de Frankenstein dirigida por Guillermo del Toro y estrenada en Netflix ha sido reconocida por expertos como una de las más fieles al espíritu de la novela original de Mary Shelley, publicada en 1818. Lejos de replicar los clichés del cine clásico, la película se adentra en los dilemas emocionales y filosóficos que definieron la obra fundacional del género gótico.
La historia comienza en el Ártico, donde Victor Frankenstein persigue a su criatura, retomando el marco narrativo de Shelley. A través de flashbacks, se reconstruye el origen del experimento, el rechazo al “monstruo” y la culpa que consume al creador. Esta estructura permite explorar temas como la ambición científica, la paternidad fallida y el sufrimiento del ser excluido, sin caer en el efectismo visual.
Según la especialista literaria Julie Carlson, la adaptación de Del Toro “respeta la complejidad moral y emocional del texto”, al presentar una criatura que no es malvada por naturaleza, sino moldeada por el abandono. El diseño del personaje, interpretado por Jacob Elordi, evita la caricatura y apuesta por una presencia vulnerable, consciente de su origen y de su dolor.
La película también destaca por su atmósfera gótica, su ritmo introspectivo y su fidelidad a los diálogos esenciales del libro. Aunque introduce elementos visuales propios del cine contemporáneo, mantiene el tono trágico y reflexivo que Shelley imprimió en su obra. Para Carlson, esta versión “recupera la dimensión humana del relato”, más allá del horror.
Frankenstein de Del Toro se distingue por volver al núcleo ético del mito, mostrando que el verdadero monstruo no es la criatura, sino la irresponsabilidad del creador.
Fuente: Espinof / 11/11/2025
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