El primer milagro en la Catedral de Huancayo fue el inicio de una hermandad de fieles devotos bendecidos por el Cristo Moreno.
Texto: Jianpierre Peralta
Fotos: Cortesía
La fundación de la Hermandad del Señor de los Milagros está ligada directamente con la finalización de los trabajos de culminación de la iglesia Matriz, hoy la Catedral de Huancayo. Por aquellos años, se realizaba una serie de trabajos de acabados y se concluían altares y demás estructuras que, podemos ver hasta nuestros días. Pero como este, no era un trabajo nada sencillo y, sobre todo, lo que más faltaba eran los fondos económicos, la conclusión de esta obra era incierta.
Por gracia divina, en aquellos meses, el templo recibió la visita de una devota mujer, quien sería el personaje principal y gestora de dicha fundación. Corrían los años de 1924 cuando Doña Isabel Abad de Palomino, una ferviente creyente del Señor de los Milagros, había sido merecedora de un regalo divino, cuya petición del bienestar de su hijo enfermo se cumplió; un milagro anhelado y tan deseado que al final desencadenó en la creación de esta centenaria hermandad.
Fue precisamente ese año, cuando el pequeño Luis Palomino Abad, hijo de la mencionada dama, sufría de fiebres paratíficas que; en la actualidad, podríamos traducir como una enfermedad causada por la falta de higiene, ya sea en los alimentos o en su estilo de vida, teniendo en cuenta que por aquellos lejanos años no existía agua potable, ni desagüe en las viviendas o también estaba vinculada a la salmonella.
Lamentablemente, el pequeño Luis luchaba y se aferraba a la vida, había sido desahuciado en nuestra ciudad, y por ello llevado a la capital, es aquí donde nace toda esta gran historia. Doña Isabel en su desesperación acudió al templo de las nazarenas e imploró por un milagro al Señor de Pachacamilla, a cambio, ella llevaría la devoción a la ciudad de Huancayo.
Con el paso de los días, la cura se fue dando y sorpresivamente ante el asombro de los médicos el pequeño Luis se recuperaba para alegría de los suyos, meses después, en su retorno a Huancayo Doña Isabel estaba presta a cumplir su promesa. Ella se entrevistó con el Vicario de la Iglesia matriz, Dr. Luis T Márquez, y le contó lo sucedido, así como su ofrecimiento de fomentar la devoción entorno al Señor de los Milagros.
El Vicario aprueba dicho pedido y recurre al Señor Obispo de la diócesis de Huánuco, Dr. Francisco Rubén Berroa (en aquellos tiempos Huánuco, Pasco y Huancayo estaban suscritos a una sola Diócesis) y por casualidades de la vida, el señor Obispo estaba en una misión en Jauja, oportunidad que fue aprovechada por el Vicario Luis T. Márquez y solicitó una cita, donde comentó sobre el pedido de Doña Isabel Abad de Palomino.
El ilustrísimo Obispo dio la autorización con la condición de que se pueda construir un altar en la Iglesia Matriz, en el ala derecha, donde puedan venerar y rendir culto a la imagen del Cristo crucificado.
Según archivos periodísticos del diario El Heraldo, se da cuenta que en enero de 1925 se constituye una primigenia cofradía del Señor de los Milagros, cuyo fin, era organizar una tómbola pro construcción del altar y también generar recursos para el anda y demás actividades concernientes a la celebración del señor de los Milagros en nuestra ciudad. Todo lo recaudado seria para la culminación del altar bóveda y crucero del ala derecha de la iglesia Matriz.
Una vez concluida dicha monumental obra, el 13 de abril de 1925, se realiza la bendición del altar y del lienzo. Contribuyendo así a la conclusión de la obra de la Iglesia Matriz.
El 20 de abril el ilustrísimo obispo Berroa, conforme a lo establecido en el canon 708, autoriza se erija canónicamente la Hermandad del Señor de los Milagros en la ciudad de Huancayo, con el mismo reglamento de la ciudad de Lima.
Entre los días 9 y 11 de junio se llevan a cabo diversas reuniones para conformar la hermandad y, es así que, el día 10 de junio queda como fecha histórica de la fundación de esta centenaria hermandad.
Debemos destacar que el eje central de esta devoción que cumple 100 años, y que fue motivo e inspiración para que hoy en día la hermandad sea la más grande de la región central del país, es el altar y lienzo primigenio, reliquias que tenemos la dicha de ver hasta nuestros días. Es importante también velar por su mantenimiento y preservación para las futuras generaciones.
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